CAUSAS Y FACTORES DE RIESGO
La aterosclerosis es la enfermedad de las arterias que consiste en la pérdida de su elasticidad, convirtiéndose en vasos más gruesos y rígidos. Los factores de riesgo cardiovascular influyen enormemente en la aparición de este trastorno, que es muy frecuente en la población adulta. Aunque la arteriosclerosis se inicia ya en la infancia con la formación de las estrías grasas como lesiones iniciales, que se irán transformando a lo largo de la vida con la acción de los factores de riesgo.
Al verse lesionada la pared de un vaso sanguíneo, se ponen en marcha una serie de acontecimientos que conducen a la acumulación de unas células sanguíneas encargadas de taponar la lesión, conocidas como plaquetas. La agrupación de las plaquetas, a su vez, favorece el depósito de grasa (colesterol) en las paredes de los vasos. De esta manera, se forman las llamadas placas de eteroma que provocan que las arterias se estrechen progresivamente.
La consecuencia de todo esto es que la circulación sanguínea quede reducida de forma importante y, por lo tanto, exista un déficit en el aporte sanguíneo a los órganos y tejidos del cuerpo humano, que no recibe los nutrientes necesarios. En otras palabras, este hecho provoca las llamadas enfermedades cardiovasculares, como son la cardiopatía isquémica, la enfermedad cerebrovascular (Ictus)[1], la enfermedad arterial periférica y los aneurismas de aorta. Este problema supone alrededor de 17 millones de muertes anuales en todo el mundo, lo que representa una tercera parte de los fallecimientos.
En muchas ocasiones se usan indistintamente los términos arteriosclerosis y aterosclerosis para hablar de lo mismo. Si bien la distinción entre las dos formas denominación no está muy claras, conviene saber que como arteriosclerosis se conoce el engrosamiento y endurecimiento de la pared arterial, mientras que la aterosclerosis se refiere a la comulación de de pósitos grasos en el interior de los vasos sanguíneos.
Al verse lesionada la pared de un vaso sanguíneo, se ponen en marcha una serie de acontecimientos que conducen a la acumulación de unas células sanguíneas encargadas de taponar la lesión, conocidas como plaquetas. La agrupación de las plaquetas, a su vez, favorece el depósito de grasa (colesterol) en las paredes de los vasos. De esta manera, se forman las llamadas placas de eteroma que provocan que las arterias se estrechen progresivamente.
La consecuencia de todo esto es que la circulación sanguínea quede reducida de forma importante y, por lo tanto, exista un déficit en el aporte sanguíneo a los órganos y tejidos del cuerpo humano, que no recibe los nutrientes necesarios. En otras palabras, este hecho provoca las llamadas enfermedades cardiovasculares, como son la cardiopatía isquémica, la enfermedad cerebrovascular (Ictus)[1], la enfermedad arterial periférica y los aneurismas de aorta. Este problema supone alrededor de 17 millones de muertes anuales en todo el mundo, lo que representa una tercera parte de los fallecimientos.
En muchas ocasiones se usan indistintamente los términos arteriosclerosis y aterosclerosis para hablar de lo mismo. Si bien la distinción entre las dos formas denominación no está muy claras, conviene saber que como arteriosclerosis se conoce el engrosamiento y endurecimiento de la pared arterial, mientras que la aterosclerosis se refiere a la comulación de de pósitos grasos en el interior de los vasos sanguíneos.
[1] ICTUS: El término Ictus incluye todas las
enfermedades cerebrovasculares (ECV) debidas a la interrupción repentina del
riego sanguíneo a una parte del cerebro (ictus isquémico y hemorrágico)
María Alba Jimenez, Licenciada en medicina por la Universidad de Alcala de Henares y residente en Pediatría en el Hospital La Paz de Madrid.
María Alba Jimenez, Licenciada en medicina por la Universidad de Alcala de Henares y residente en Pediatría en el Hospital La Paz de Madrid.
Comentarios
Publicar un comentario